domingo, 21 de octubre de 2018

Reino del rey que perdona


Para explicar el Reino de Dios podríamos caer en la tentación de simplificarlo y reducirlo sólo a nuestra interpretación de lo que es un gobierno como un sistema administrativo, que regula y controla las acciones de la gente dentro de la ley. Sin embargo el Reino de Dios no regula y gobierna solamente lo que hacemos, el Señor quiere ir más allá y gobernar sobre lo más profundo de nosotros, sobre nuestros “corazones” la fuente de nuestros sentimientos y motivaciones. El Reino de Dios provoca un profundo cambio interior y desde esa transformación construye una nueva manera de vivir.


Para mostrar este aspecto del Reino de Dios,  Jesús enseña la parábola de los dos deudores, en ella  nos  muestra  que el Reino de Dios es semejante a un Rey que quiso hacer cuentas con sus siervos.
Mateo 18
23 Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos.
24 Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos.
25 A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda.
26 Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.
27 El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda.
28 Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes.
29 Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.
30 Más él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda.
31 Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado.
32 Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste.
33 ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?
34 Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía.
35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.

Como todas las parábolas de Jesús, ésta también tienen un significado y cada uno de los personajes representa nuestra propia situación ante Dios. En la tabla que se presenta a continuación complete en la columna derecha, a quienes representan los respectivos personajes:
   
Personaje en la parábola
Representa a:

El Rey

Deudor del rey (Siervo malvado)
Deudor del siervo

Otro aspecto importante de analizar son las actitudes que presentan los personajes ante las distintas situaciones que se dan en la parábola
Preguntas: ¿Qué actitud tiene:

El siervo malvado ante el rey?
El rey con el siervo malvado?
El consiervo ante el siervo malvado?
El siervo malvado con su consiervo?
La actitud final del rey con el siervo malvado?

Con esta parábola Jesús nos muestra que el reino de Dios también es una cuestión de actitudes, es decir, es el reino en el cual gobierna una ACTITUD de perdón, porque el rey da el ejemplo sellando su gobierno sobre nosotros perdonándonos sin ninguna condición previa, solamente el que nos humillemos delante de él y pidamos perdón, estamos en el Reino de Dios no porque él haya seleccionado a los mejores, sino porque nos perdonó. Dios nos ha amado de tal manera que ha provisto una forma para que nuestros pecados sean perdonados pagando el precio con la sangre de su propio hijo (Jn 3:16). No sólo nos perdona sino que además paga él mismo el precio por perdonarnos.

Es así como  el Señor vincula el amor con el perdón, él nos perdona porque nos ama, en el perdón de cada una de nuestras faltas recibimos el amor de Dios en forma personal y no colectivamente. Es por eso que cuando nos sentimos perdonados por Dios nos sentimos amados por él y mientras más perdonados mas amados.

Dios nos perdona por amor, pero muchas veces  no entendemos que lo hace para darnos el ejemplo y espera que lo sigamos. Por eso en la parábola el Rey (Dios) le dice a su siervo (nosotros): Yo te perdoné….¿no debes tú hacer lo mismo? implícitamente el Señor nos está diciendo que él espera que perdonemos a quienes nos ofenden o a quienes nos hacen daño y el motivo para que los perdonemos no está en que sintamos el deseo de perdonar sino que, debemos perdonar porque Dios nos perdonó a nosotros primero. De esa manera no dependemos de nuestras emociones, sino de su perdón, porque somos deudores de la sangre que Jesucristo derramó para el perdón de nuestros pecados. 

La actitud del siervo de no perdonar a su prójimo, aunque él mismo había sido perdonado, hace que el rey cambie su actitud con él y lo llama “siervo malvado” y no sólo eso, el Rey se enoja y lo entrega a los verdugos. El rey condena a su siervo no por la deuda de diez mil talentos sino por no PERDONAR, tal como se le había perdonado a él.



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