La
característica permanente de Dios por la eternidad es ser Padre y a pesar del hecho que él
creó a millones y millones de ángeles no les dio la facultad de ser llamados
sus hijos, para Dios los ángeles son su creación no tienen la calidad de hijos
hechos a su imagen y semejanza, él tenía un sólo hijo, el unigénito de Dios,
Jesucristo (1Jn 4:9). Este hecho nos revela que al principio la familia de Dios era muy reducida y estaba compuesta sólo por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, por ese motivo
el Padre nos engendró, tenía el propósito de tener una familia de muchos hijos
semejantes a Jesús (Ro 8:29), y por eso
él pasó de ser de unigénito (el único) a primogénito (el primero).
En su
propósito eterno Dios nos ha escogido a nosotros para incorporarnos a su
familia, el apóstol Pablo lo dice en su carta a los Efesios 2:19: “Así
que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y
miembros de la familia de Dios”. Nosotros somos incorporados en su
familia, es él quien nos permite entrar, no somos nosotros los que recibimos a
Dios en nuestro corazón como si fuéramos los anfitriones los dueños de casa que
recibimos al Señor, es al contrario él nos incorpora a su familia y no sólo eso
entramos en el corazón de Dios. la pequeña familia de Dios ha crecido y ahora está
compuesta por el Padre, el Hijo, el Espíritu Santo y nosotros.
UNIDAD DE LA FAMILIA
Cada padre
de familia define como han de ser sus hijos y desde niños les inculcamos que no
deben pelear con sus hermanos, que deben protegerse unos a otros, que deben
compartir y jugar juntos sin pelear. Por el mismo motivo el Señor ruega al
Padre por la unidad de nuestra familia, en Juan 17:20-22 dice:”Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de
creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y
yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú
me enviaste. La
gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos
uno.” En este
pasaje Jesucristo ora por la unidad de la Iglesia, para que todos nosotros seamos
uno y el modelo de unidad que nos presenta es la que existe entre el Padre y el
hijo, esa unidad no se refiere a estar con
el hermano, ni tampoco junto al
hermano, porque podríamos estar juntos pero no estar unidos, él se refiere a
estar dentro de… , en este caso el padre
EN el hijo y el hijo EN el padre, esta frase la podemos interpretar como: el Padre
en el corazón del hijo y el hijo en el corazón del Padre, es ese el modo en que
el Señor quiere que nos unamos, nuestros hermanos deben estar en nuestro
corazón y nosotros en el corazón de nuestros hermanos, estar en el corazón
tiene un significado universal y se refiere a amar, esto implica lo más
profundo del amor ágape esto nos hace SER
UNO con ellos, este concepto
estaba reservado sólo para explicar la unidad que existe en la trinidad, Padre,
Hijo y Espíritu Santo son uno, pero ahora esa unidad el Señor la pide para que
nosotros también seamos uno. La única
forma de ser uno con nuestros hermanos es amarlos con el amor de Dios, 1 Juan 4:20-21
dice: “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a
su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto,
¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de
él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.” Amar al hermano deja de ser una opción que
podemos tomar o desechar y pasa a ser un mandato que debemos cumplir.
LA
PERFECTA UNIDAD
Pero el Señor nos plantea una nueva meta para la unidad, ésta la lleva
al siguiente nivel, el mismo la denomina la perfecta unidad, y se trata de
nuestra unidad con Cristo. En la misma oración que el Señor hace por la unidad
en Juan 17:23 dice:”Yo en
ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca
que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.”
V23: “…yo en ellos”, ésta es la unidad
con Cristo, nosotros amando a Cristo y luego le dice al padre “y tú en mi”
Cristo amando a Dios, y ésta representa la unidad perfecta, no es la que el
Señor quiere entre nosotros que somos los hijos, sino entre el Padre, el Hijo,
el Espíritu Santo y nosotros. Es la unidad de la familia de Dios que se
aglutina en torno a la figura del Padre. Cuando hablamos de la unidad de la
iglesia entendemos que somos todos los hijos de Dios los que debemos estar
unidos, esto equivale a una familia de muchos hijos y todos los hijos unidos,
salen juntos, comen juntos se ayudan etc, pero eso sólo es la unidad de los
hijos. La unidad de la familia no puede excluir a los padres, por lo tanto hablamos
de familia unida cuando, los padres se reúnen con todos sus hijos.Para tener la
perfecta unidad todos los hijos debemos estar en el Padre, es unidos a él que
podemos estar unidos entre nosotros.
LA
PERFECTA UNIDAD APLICADA A LOS HERMANOS.
El propósito que Dios tiene es que seamos UNO con él y con los hermanos. Quienes
se acercan a Dios se acercan entre ellos porque es el Señor el que nos une.
Como vemos en la figura los hijos "A" y "B" están lejos entre sí, tienen problemas no resueltos y no dan pasos para acercarse, pero si ambos se acercan a Dios inevitablemente se acercaran entre ellos, hasta que finalmente unidos a Dios estarán en perfecta unidad, por supuesto que al acercarse a Dios ambos deben obedecerlo y eso se concreta solamente unidos a él.
LA
PERFECTA UNIDAD APLICADA AL MATRIMONIO.
El propósito de Dios con
el matrimonio no es que seamos felices o estemos Juntos sino que seamos UNO. No podemos conformarnos a un
matrimonio en el que ambos estemos juntos bajo un mismo techo disfrutando de
una convivencia pacífica, como los rieles del ferrocarril que van en la misma
dirección no se separan pero jamás se unen. Si ambos cónyuges se acercan a Dios
inevitablemente se acercarán entre ellos y finalmente unidos al Padre serán uno
en él.
LA PERFECTA UNIDAD PARA
LA IGLESIA (COMUNIDAD)
Imaginemos
una familia desunida, la esposa vive lejos de su marido y los hijos viven cada
uno por su lado, uno con sus abuelos paterno, otro con sus abuelo maternos y
otro con su tía, si tuviéramos que corregir el estado de esta familia no sería
apropiado tratar en primer lugar la unidad de los hijos, porque podemos
llevarlos a vivir a su casa, pero si el padre y la madre no están, no hay familia unida. Por lo tanto el primer paso es que el esposo y la esposa
se unan, luego que los padres están unidos la familia puede unirse en torno a
esa unidad matrimonial.
¿Cómo
ve Cristo su unión con la Iglesia?, Pablo nos da una referencia en Efesios 5:25 “maridos
amad a vuestras mujeres como Cristo amo a la iglesia y se entrego a sí mismo
por ella." El
amor de Cristo por la iglesia no es sólo para tener una amiga, o una hermana
que esté CON EL, el ama a la iglesia como a una esposa y quiere estar en el
corazón de ella. Por eso nuestra unidad
con Cristo debe ser matrimonial, CONYUGAL. Amar a Cristo es estar unidos a él
en lo más profundo del ser. Como iglesia somos la novia de Cristo, la esposa del cordero. Esta unión conyugal
con Cristo nos hace mirar con otros ojos sus deseos, anhelos, sus
proyectos, él desea tener una familia
donde la unidad no sea sólo una palabra superficial, el murió para unir a la
familia completa.
Quizá
en este momento no es nuestro anhelo,
pero en la medida que conocemos a Jesucristo, empezamos a amar lo que Él
ama, buscar lo que Él busca no podríamos
ir en contra de sus planes ni podemos sabotear su obra, es como si la esposa le
dijera a su marido: “a ti se te ocurrió unir a la familia, tú sabrás como lo
haces, arréglatelas tu sólo“, al contrario el amor por Cristo nos une a él
en todo. Amarlo a Él es amar a quien Él ama, y Él nos ama a cada uno con amor
eterno, ¿cómo podríamos no amar a nuestros
hermanos si Cristo los ama?
Si
él está en la Iglesia la oración que el Señor hizo por la unidad de la iglesia
estará profundamente arraigada en nuestro corazón: “Señor que seamos uno como
tú y el padre son uno”
La unidad empieza cuando nos unimos, en primer lugar, a
Cristo. Todos los esfuerzos que podamos hacer por la unidad deben empezar con
que cada uno de nosotros nos unamos al
Señor Jesucristo, que sintamos lo mismo que él, ser uno con Jesús. Juan 15:4 dice: “Permanecer en mi, y yo en vosotros. Como el
pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así
tampoco vosotros, si no permanecéis en mi”. La perfecta unidad empieza con la Iglesia unida al Señor Jesucristo
La meta de la unidad.
Todo
padre que ama a sus hijos les enseña que no deben pelear entre ellos, que deben
prestarse los juguetes, que cada uno debe cuidar a su hermano. De la misma
manera nuestro padre quiere que seamos hijos unidos.
Pablo
dice en Filipenses 2:2 “completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el
mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.”
A
primera vista que sintamos lo mismo entre nosotros es difícil pero si cada uno
de nosotros sentimos lo mismo que Cristo entonces sentiremos lo mismo entre
nosotros. Por lo tanto la unidad de la Iglesia es la consecuencia de estar
íntimamente unidos a Cristo.
UNIDOS A CRISTO
Nuestra
gran necesidad es estar en comunión con
Dios, si cada uno de nosotros nos acercamos al Señor nos uniremos entre
nosotros.
Que
hacer para unirnos a él:
1. Permanecer en su amor: si guardas mis
mandamientos permaneceréis en mi amor, la obediencia al Señor nos acerca a él.
2. Tener comunión diaria con el Señor: la
cantidad de tiempo que permanecemos en comunión con Dios debe aumentar si queremos
que las cosas en la comunidad cambien.
Es
necesario que cada uno entienda la importancia de la comunión con Dios de cada
discípulo, si todos empezamos a tener mayor comunión personal con el Señor esto
se va notar en la unidad de nuestra comunidad. La oración de cada uno es
importante pero debe ser algo efectivo no nominal.
Es
posible que en algún momento creímos que el discipulado cambiaría nuestras
vidas pero es necesario reconocer que el discipulado es una ayuda para crecer
pero no puede reemplazar a la comunión personal con el Señor.
Resumen
- Dios nos ha incorporado a su familia que ahora se compone de: Padre, Hijo, Espíritu Santo y nosotros.
- El Padre quiere que nosotros, sus hijos, seamos uno, de la misma forma en que el Padre y el Hijo son uno.
- Jesucristo Ruega por la perfecta unidad de la familia y ésta se completa cuando los hijos estamos unidos entre nosotros y unidos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
- La unidad de la familia no se concretara si no nos unimos al Padre.
- Es necesario que cada uno de nosotros esté unido al Padre en comunión intima con él diariamente, si lo hacemos se reflejara en la unidad de los matrimonios y la comunidad en general.
No hay comentarios:
Publicar un comentario