lunes, 22 de octubre de 2018

Perdona mis ofensas


De la parábola de los dos deudores podemos aprender que el Señor Jesucristo es el rey que nos perdona cuando nos humillamos ante él y le pedimos perdón, también aprendemos que él espera que hagamos lo mismo si alguien nos pide perdón. La pregunta que surge es la siguiente: si alguien nos ofende o nos hace daño y no nos pide perdón ¿Debemos perdonarlo?. Antes de responder debemos considerar que cuando no perdonamos de todo corazón, guardamos resentimiento contra esa persona, con el tiempo este sentimiento fácilmente se puede convertir en rencor y hostilidad hacia el ofensor, al punto de no poder soportarlo. En una etapa más avanzada el rencor se transforma en deseo de venganza.

Para evitar que estos sentimientos crezcan y se “aniden” en nosotros el Señor nos dice en Levítico 19:18 “No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.
Guardar rencor es no tener disposición a perdonar y si no perdonamos entonces el rencor puede crecer y transformarse en deseo de venganza, o simplemente en una enfermedad crónica del alma que se manifiesta como amargura y afecta toda nuestra vida. El mandato de Dios es no guardar rencor por lo tanto debemos perdonar y no solo eso, porque en contraposición, el Señor nos manda a amar al prójimo como a nosotros mismos. Nadie puede amar a quien no ha perdonado, lo primero entonces es perdonar al prójimo tal como el Señor nos ha perdonado a nosotros. En la primera carta a los Corintios 13 el Apóstol Pablo hace una descripción del amor de Dios y en el versículo 5 nos dice: “(el amor) no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor”. Si no hemos perdonado y guardamos rencor contra alguien  nos transformamos en RENCOROSOS, incapaces de perdonar, y por esa falta debemos pedir perdón al Señor, porque hemos ensuciado nuestro corazón con el rencor que trae raíces de amargura, solo así podremos orar: “perdona mis ofensas como yo he perdonado a quienes me han ofendido”(Mt 6:12)
¿CÓMO NOS PERDONA DIOS?
Isaias 43:25  yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.
El Señor perdona y no se acuerda más de nuestro pecado, no toma represalias, no nos castiga por pecados del pasado por los cuales ya le pedimos perdón, no nos enrostra la falta cometida, sino que la deja en el pasado. El se olvida de la venganza, si no fuera así entonces después de su resurrección el Señor habría matado a todos los que lo torturaron y lo crucificaron, le habría quitado el apostolado a Pedro por haberlo negado y habría castigado a Saulo por perseguir a la Iglesia.   
Perdonar no significa pasar por alto una ofensa o agresión, es más que nada tratar el problema sin la intención de la venganza, renunciando completamente a ella, solucionarlo sin el impulso del enojo y la ira. Tampoco quiere decir que quien sea víctima de un hecho delictual, como un asalto, deba perdonar y olvidar sin hacer la respectiva denuncia ante las autoridades que corresponda, el perdón es para sanar y limpiar el corazón de guardar rencor y de esa forma no actuar por venganza.
Otro aspecto que debemos considerar es cuando somos nosotros quienes agredimos o insultamos a alguien producto de dejarnos llevar por la ira, el enojo o por nuestra “carnalidad”, en este caso lo primero que debemos hacer es reconocer nuestra falta y pedirle perdón al Señor porque el primer ofendido por nuestra desobediencia es él, luego también es necesario que reconozcamos nuestra falta ante la persona que hemos ofendido y pedirle perdón. Si nos perdona ganamos a un hermano y si no nos perdona tenemos la tranquilidad de haber cumplido con la voluntad de Dios.
Finalmente debemos entender que Reino de Dios es el gobierno donde se vive el perdón de Dios y él espera que nosotros también perdonemos y vivamos así en el REINO DONDE SE PERDONA.


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