El
Reino de Dios no se inicia con el edén, antes de de eso Dios creó todas las
cosas como un ejercicio de su autoridad (Gn 1:3), solo su palabra fue necesaria
para que la materia obedeciera. Es por ese motivo que la creación visible es
parte del Reino de Dios, él gobierna sobre ella y el hombre fue la culminación
de su acción creadora. Estando Adán y Eva en el Edén vivían de acuerdo a la
voluntad de Dios, habían sido creados a su imagen y semejanza, no había en
ellos desobediencia y disfrutaban de todas las bondades de ser hijos amados teniendo
comunión con el creador. Estando bajo su autoridad Dios los puso sobre el resto
de la creación en la tierra. (Gn 1:27-28).
Estar bajo el dominio de las tinieblas no significa que seamos
satánicos o que le rindamos culto a él en ritos demoníacos, es simplemente
obedecer la naturaleza que Satanás puso en nosotros y que nos lleva al pecado
de desobedecer a Dios. Nadie puede salir de este dominio por si mismo porque
fue puesto en nuestro ADN e inevitablemente pasó a ser parte de la naturaleza
humana.
Con el pecado dentro de la naturaleza humana estamos bajo su
dominio y al desobedecer a Dios practicamos el pecado y Jesús dijo:”…De cierto,
de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.” No se trata solo de desobedecer a Dios, es una
esclavitud de la cual no se puede escapar.
En el dominio de las tinieblas existe un sólo mandamiento: no
obedezcas, haz tu propia voluntad. La desobediencia está puesta en el corazón,
es ahí en donde nace el deseo de hacer nuestra propia voluntad.
ENTRAR
AL REINO DE DIOS.
No
había esperanza, el hombre no podía volver a entrar al reino de Dios, pero
gracias a su pura misericordia el mismo proveyó un camino para que pudiéramos
salir del dominio de las tinieblas. Cristo murió en la cruz para que nuestros
pecados fueran perdonados y así anuló la sentencia que nos impedía entrar a su
reino. (Col 2: 13-15).
“Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de
vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los
pecados,14 anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que
nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz,15 y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió
públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”.
El
triunfo de Jesucristo en la cruz significa nuestra liberación, la libertad a la
fuimos llamados es de las ataduras del pecado, de la maldición de ser
desobedientes a Dios.
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